Por: Raiza de la Hoz Perez
Minga CNOA La Guajira
El Censo nacional de población y vivienda 2018 finalizó y aun muchos guajiros nohan sido contados.
Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas DANE, en el censo nacional de población y vivienda de 2005 La Guajira contaba con 619.135 habitantes, de los cuales el 14.8% representaban la población afrocolombiana, palenquera y raizal, cifra que dejó muchas incógnitas en las organizaciones afro de base quienes vienen trabajando el tema étnico racial, territorialización, reasentamiento y DDHH desde hace mucho y tenían previstos otros cálculos.
La población afroguajira está distribuida en toda la extensión del departamento con mayor presencia en el sur, el corredor minero y la troncal del Caribe. Estas comunidades se han dedicado a la pesca, agricultura, comercio, gastronomía y a la minería.
“La identidad cultural de las personas negras está sujeta a su presencia ancestral en el territorio; históricamente el Río de la Hacha fue uno de los primeros territorios de asentamiento de esclavizados y de conformación de sus palenques y rochelas, lo que hace de Riohacha un escenario de reconocimiento de identidad cultural en términos de reivindicación histórica” Universidad Nacional de Colombia (2018), Afrodescendientes en La Guajira, Colombia: Claudia Mosquera, Ernell Villa, Doris Cabeza, Deivis Ojeda.
El censo nacional de población y vivienda 2018 tuvo muchos retos en cuanto a la identificación de la población afroguajira, iniciando porque no se realizó una estrategia de sensibilización previa, dónde se informara a la población ¿por qué es importante autorreconocerse cómo afrocolombiano, negro, raizal y palenquero?, donde se articularan trabajos con las instituciones educativas, con las instancias gubernamentales respectivamente, teniendo en cuenta que en La Guajira la mayor parte de la población se autorreconoce como costeño o caribeño )que no es un pueblo étnico), porque no hay en la educación básica o secundaria un énfasis que defina la connotación de ser afrocolombiano y se desestigmatice el concepto de que lo negro está asociado a todo lo negativo.
La Guajira es un departamento indigenista, de hecho, tenemos la capital indígena de Colombia, y esta percepción incompleta de la configuración étnica del territorio ha borrado del mapa otras realidades, por ejemplo, que el pueblo negro en La Guajira ha sido la víctima más vulnerable de la minería, despojándolos de su territorio y borrando la memoria ancestral de los pueblos negros que un día construyeron los Barbaros Hoscos.
El aporte invaluable que las y los negros guajiros han entregado al folclor vallenato, al deporte, a la política, a la economía, a la gastronomía, a la construcción de ciudad, región y nación parece ser ignorado e invisibilizado por los libros de historia.
Pero retomando el hilo de los retos que enfrentó el censo nacional, encontramos otra barrera llena de contratiempos y es que los asentamientos afrodescendientes son de difícil acceso geográfico por las pésimas condiciones de sus vías, por tanto es necesario movilizarse en vehículos aptos para terreno rural, no contemplados en el operativo censal. Ahora bien, según las estrategias del DANE, en la Guajira este
recorrido por las zonas tenía previsto consigo un llamado previo, 2 días antes de llegar a la casa a censar, donde el equipo del censo dejaba un volante informando que muy pronto ese hogar sería censado y que un líder/esa de la familia debía estar listo para responder el censo; pero la realidad fue otra, y en nuestros territorios étnicos estas estrategias se quedaron cortas por lo que significaban los tiempos y
presupuestos.
La vereda de Orozuz y el Templao, Serranía del Perijá, Municipio de Villanueva por ejemplo, durante el operativo hubo retrasos dado que el vehículo en el que se transportan los censistas sufrió un accidente, pues no era el vehículo adecuado para movilizarse en esas zonas, lo que demostró que los censistas delegados para este sector, no conocían el territorio, no eran afroguajiros(as), que el DANE no adoptó las recomendaciones de las organizaciones frente a los criterios de selección y formación de los censistas.
“Me pidieron que les colaborara con dar la información de cada dueño de las fincas, de cada hogar, a lo cual les respondí que no podía ya que ellos deben hacer su trabajo de campo e ir a la zona porque hay muchas familias que poco bajan al pueblo, solo para hacer las compras”. Relato de la comunidad.
“Los censistas llegan a las casas y no preguntan a las personas si son víctimas, afrodescendientes, indígenas me imagino que en el censo debe estar eso, porque si se está haciendo un censo es para reconocer cuantas víctimas hay, cuantos indígenas hay y no lo están reguntando, en Orozuz y El Templao no tenemos casas de material, eso tampoco lo preguntan, estamos muy insatisfechos puesto que este censo es por salir del paso, porque el tiempo se está agotando”. Relato de la comunidad.
Una estrategia para contar a los negros y negras de La Guajira, pudo haber sido delegar censistas que hicieran parte de la población afrocolombiana, raizal y palenquera de la zona, que conocieran las características del entorno, las problemáticas de las comunidades y los retos a enfrentar, ya que estos conocen la importancia de la pregunta de autorreconocimiento étnico racial y no pasaría cómo en Riohacha que un grupo de ciudadanos mayoritariamente afro, fueron censados pero el censista no hizo la pregunta de autorreconocimiento étnico y se percataron porque una lideresa les preguntó si exigieron la pregunta (su certificado censal: 01510427)
El censo departamental dispuso líderes afro de la cabecera municipal, mientras para la población indígena hubo 8 grupos en terreno rural todos y todas wayuú que además hablaban la lengua wayūnaiki, importante para los indígenas, pero realidad inequitativa para los afroguajiros.
Finalmente, más allá del censo que finalizó y tendremos que estar atentos a los resultados, es importante que los y las guajiras afro se autorreconozcan porque solo de esta manera se podrán sellar las brechas de desigualdad, de precariedad, la indiferencia estatal, cubrir los servicios básicos como agua, electricidad y salud. Por eso en toas las operaciones estadísticas en el hospital, en las escuelas y colegios,
en los programas de vivienda, en el SISBEN… hagámonos contar bien.