Durante décadas la violación de los derechos en contra de las mujeres y en especial de las niñas ha sido notable, en todos los ámbitos de la sociedad. El papel de la mujer en el mundo se ha visto permeado, degradado por tabúes y estigmatizaciones discriminatorias que abarcan aspectos culturales, sociales, políticos, económicos y ambientales.
Pese a los avances normativos, en la actualidad existen prácticas culturales muy antiguas que han sido adoptadas por algunas de las comunidades étnicas en el territorio colombiano, como es el caso de la Mutilación Genital Femenina. Procedimiento que se realiza en la mayoría de los casos conocidos con niñas indígenas como una forma de “curación” pues evitará que a ellas les pueda crecer un pene o que se facilite su fidelidad en el matrimonio pues garantiza la pureza, la dominación, sujeción y sometimiento de las mujeres.
Los principales derechos humanos vulnerados y visibles con esta práctica son los derechos a la vida, la salud, y los derechos sexuales y reproductivos. El mismo Fondo de Población de la ONU y la ONIC destaca que algunas zonas del Valle del Cauca, en Risaralda y en Chocó, las niñas que nacen son sometidas a la mutilación genital femenina. De los países del mundo Colombia sigue siendo el único país de América Latina y el Caribe donde se conoce su existencia.
La C.N.O.A., se une al llamado que desde el año 2012 realizó la ONU, quien exhortó a la sociedad civil y los Estados implicados a luchar por su eliminación, es necesario seguir aunando esfuerzos hacia la abolición, erradicación total de este procedimiento de nuestros usos y costumbres en todo territorio colombiano.
“Ninguna práctica cultural puede atentar contra los derechos de las personas, en este caso el derecho a la vida y el derecho a la salud”. Jorge Parra, medico gineco- obstreta, representante en Colombia del Fondo de Población de Naciones Unidas