El color de piel no blanquea la historia de un país

Por: Karen Garrido Campo – Estudiante Comunicación Social UNINPAHU

Hay una parte en los relatos de país de Colombia en los que se ha venido borrando la existencia del otro, por la diferencia de color de piel. Sin ánimo de victimizar a las comunidades negras, por su pasado de cadenas y esclavitud, aún hoy no son tenidas en cuenta de forma integral para los procesos históricos que tejen la cultura nacional de Colombia, de la que hacen parte pero en la cual, al mismo tiempo, parecen ser invisibles. Esta fue la temática del Conversatorio Narraciones, racialización y nuevas representaciones de la afrodescendencia en Colombia, realizado en la Fundación Universitaria INPAHU, en el presente mes de mayo: mes de la Herencia Africana.

Herencia invisible en la medida en que en las narraciones de este territorio se desconoce la existencia y la importancia de la cultura afro y su contribución al desarrollo social, religioso, político y cultural. Asimismo, se desconoce en la lista de escritores nacionales la voz del poeta negro Candelario Obeso, personaje fundamental en la manera de contar al país; o, por ejemplo, a Ana María Matamba, quien fue

reflejo de la lucha por mantener el apellido africano y no perder la identidad ancestral en tierras de Honda, Magdalena.

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Lo que parece no tener registro, lo que no se habla, lo que no se cuenta, es como si nunca hubiera existido. Y es precisamente eso lo que sucede con la contribución positiva de lo afro al tejido nacional. Convirtiéndose así en las hojas arrancadas del libro donde se ha venido escribiendo la construcción de nación, que lleva entre líneas de poder la división y el desarraigo, la supresión de una parte de la historia, la exclusión y la negación del otro, el no reconocimiento y la no aceptación de la diferencia racial.

En este sentido ser negro, afro, raizal, palenquero o de diferente color de piel significa para la historia, y aún para el presente, la parte negativa; lo oscuro y casi nulo en la representación de identidad. No obstante, ser negro implica todavía no solo ser excluido de los procesos históricos, si no, también, de los libros en la escuela o de las marcas de productos comerciales. Implica represión, discriminación, ausencias en espacios de política pública, de educación, de desarrollo y racismo entre comunidades blancas y negras, y las negras entre sí, generado por el desconocimiento de los procesos reales del pasado que rompieron cadenas y porque, en algunos casos, hay quienes siguen presos en su interior, por la negación y la no aceptación de las raíces hereditarias africanas, que todos llevamos en los genes y en la piel.

Todo esto ha llevado a un blanqueamiento generacional de la piel, pero también de la conciencia colectiva en la percepción de ser menos negros y más parecidos a los blancos, para ser aceptados y reconocidos. Y, sin embargo, ello no borra del todo las cicatrices porque sería como aniquilar el pasado y omitir el presente que ejerce un dominio, que ensordece y oprime.

No obstante, las comunidades negras también tienen voces que algunas veces no son escuchadas, tienen historias que necesitan ser contadas, poseen sus propios saberes, son dueñas de su propia identidad y, en medio de la diferencia de piel, son iguales ante la ley pero no del todo ante la conciencia social que jerarquiza, divide, borra esperanzas y aniquila sueños.

Los ponentes del Conversatorio Narraciones, racialización y nuevas representaciones de la afrodescendencia en Colombia, fueron: Emigdio Cuesta Pino, Secretario Ejecutivo de la Conferencia Nacional de Organizaciones Afrocolombianas, CNOA; Carlos Santos, activista, antropólogo visual, fotógrafo documental de la Corporación Carabantú; María Isabel Mena, historiadora y docente, experta en infancia afrocolombiana y racismo en la escuela; Iván Patricio Mosquera Valencia, realizador y productor de proyectos televisivos como Invisibles, transmitido por Señal Colombia, y Dora Inés Vivanco Julio, psicóloga, coordinadora del área de infancias afrocolombiana de la CNOA. Todos ellos, desde su trabajo apuestan por la valoración, reconocimiento y visibilización del pueblo afrocolombiano y el desarrollo socio cultural de esta parte de la nación colombiana.

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